lunes, 7 de mayo de 2007

HISTORIA DE CÁDIZ: GUERRA CIVIL

La Guerra Civil en Cádiz


"El movimiento militar ha triunfado en todo el país", "Tiros y asaltos a tiendas en el 18 de julio en la capital"... Estos son los tristes titulares de la prensa gaditana, más concretamente de "DIARIO DE CÁDIZ", en julio de 1936. En marruecos, una parte del ejército se habían sublevado y levantado en armas para acabar de forma drástica y trágica con la segunda experiencia republicana del país hace ahora setenta y un años. Varios Generales como José Sanjurjo, Emilio Mola o Francisco Franco entre otros, lo habían planeado todo.
En Cádiz, el apoyo de José López Pinto Berizo y Enrique Varela Iglesia fue crucial. En poco tiempo el levantamiento había triunfado y aunque el Gobierno de Casares Quiroga desmintiera lo ocurrido, lo cierto es que Queipo de Llano, jefe de la división militar en Sevilla, ya había anunciado la rendición de esta ciudad por la radio. Esa misma tarde se declaraba el Estado de Guerra en Cádiz y en toda la provincia.
El General Varela que fue encarcelado como medida de seguridad por parte de la Gobernación civil ante los rumores del levantamiento del ejército español en Marruecos, tras ser liberado marchó con tropas de infantería hacia el edificio de la Gobernación para pedir al Gobernador que se uniera a la causa, pero ante la negativa de éste, ordena a las tropas disparar contra la fachada del edificio. Es entonces cuando encontramos a la primera de las muchas víctimas de esta amarga confrontación: el joven corneta Rafael Soto Guerrero. Este asedio al edificio del Gobierno Civil, duró hasta altas horas de la madrugada. El caos estaba servido lo cual, se materializaba en insesables tiroteos, la clásica quema de iglesias tales como las de Santo Domingo, el Carmen, San José, o los asaltos a las diferentes tiendas y comercios de la ciudad. Tiros y más tiros era la nota predominante desde las azoteas de las casas donde se escondían los francotiradores, sobre todo en el barrio de la Viña y Santa María, lo que originó numerosos registros domiciliarios y detenciones. La gente se encerraban en sus casas ante estas circunstancias. El ambiente era de inseguridad y miedo a salir a la calle. Pronto serían reemplazados de sus cargos los funcionarios y demás trabajadores que habían sido nombrados de forma legal siendo sustituidos por personas excogidas "a dedo" afines al alzamiento.
El día 19, se produce el desembarco del destructor “Churruca” incrementándose de esta manera los efectivos y forzando la rendición del Gobierno Civil. Al igual que tantos otros, los dirigentes republicanos como el mencionado Gobernador Mariano Zapico, Francisco Cossi Ochoa o el Alcalde de Cádiz, Manuel de la Pinta Leal, serían fusilados despiadadamente siendo luego enterrados en el cementerio de San José, (los que podían ser enterrados, claro, porque a otros muchos no le dieron ni ese triste derecho). Ramón de Carranza, pronto se hizo con la Alcaldía y con la Gobernación civil de la ciudad. Al igual que ocurriría el 6 de agosto, el 25 del mismo mes, se producen bombardeos procedentes del ala republicana que alcanzaron la emblemática Alameda de Apodaca. El Casino Gaditano fue tomado por los sublevados y usado como centro de reuniones. Se prohibió el Carnaval mediante un bando, se organizó un batallón de milicianos , se repuso los crucifijos de las escuelas, se cambiaron nombres de calles y plazas apareciendo ahora nombres como "Plaza del General Varela" o "Avenida López Pinto", se vuelve a colocar la bandera bicolor, etc... La herida acababa de abrirse y el franquismo bien se encargó de mantenerla abierta. Las cartillas de racionamientos, el estraperlo, el hambre y la pobreza marcaron el perfil de una España unida a la fuerza y separada por naturaleza por el odio y el rencor que conlleva una confrontación entre hermanos.