viernes, 27 de abril de 2007

SEMANA SANTA: PATRIMONIO

La conservación de nuestro patrimonio y el auge de la imaginería policroma en el siglo XX


Una de las principales funciones de los grupos devotos que se hacen cargo de una cofradía, es conservar el patrimonio legado en las mejores condiciones posibles. Cádiz cuenta en este sentido con un amplio patrimonio de suma importancia. Contamos con imágenes antiguas del siglo XVI, XVII y sobre todo del siglo XVIII. Por esta razón, no es raro ver cómo las cofradías mantienen estrechas relaciones con especialistas del arte, restauradores, tallistas o imagineros. Sólo así parece ser posible conservar e incrementar el rico patrimonio, conservando y manteniendo viva además, la propia figura del escultor o imaginero como vieja profesión artística en el siglo de las tecnologías por excelencia. En este sentido, el siglo pasado ha sido notoriamente favorable para las creaciones de estos virtuosos. El hecho de que el 57% de las imágenes titulares que procesionan en la actualidad en Cádiz cada Semana Santa sean obras talladas en el pasado siglo XX, nos dice mucho al respecto. Claro está que este auge de la imaginería policroma en el pasado siglo, viene explicado por las muchas vicisitudes que debieron soportar las cofradías gaditanas cuando muchas de estas tuvieron que quedarse en su templo ante los ya comentados brotes de anticlericalismo vividos en tiempos de la Segunda República española.

Tras la Guerra Civil, empezaron tímidamente a reanudarse los desfiles procesionales. Pero las dificultades en el seno de las cofradías gaditanas no cesarían. Las difíciles precariedades económicas de posguerra provocaron que muchas hermandades no pudieran salir a la calle intentándose buscar soluciones al respecto. Así que, se decide fomentar esta fiesta con la ayuda de la prensa, la radio, etc... Muchas cofradías abandonadas años antes empiezan ahora a reorganizarse y otras muchas aparecen de nueva fundación. Son requeridos por tanto, los trabajos de los artistas imagineros para que éstos doten a las hermandades de nuevos patrimonios siendo el principal problema que se les presenta, la forma de pagarlos. En este sentido, cobra una tremenda importancia el escultor gaditano Miguel Laínez Capote. A este hombre le tocó vivir la difícil época de posguerra y siendo consciente de ello, se dedicó a esculpir las imágenes demandadas a muy poco coste e incluso a veces, a cambio de comida que le ayudara a combatir el hambre. Este escultor imaginero se encargó casi de la totalidad de los trabajos requeridos en esos momentos tan difíciles, pero en los años 80 son muchas las cofradías que optan por sustituir sus obras por otras esculturas de mayor valor artístico quedando en la actualidad, tan sólo 4 obras suyas o 5 si contamos con la imagen del cristo de la Paz, reformada por completo por el imaginero sevillano Francisco Buiza. En recientes artículos y declaraciones, el estudioso Ángel Mozo Polo, reivindica el reconocimiento de la labor de este escultor gaditano que tanto dio a nuestras cofradías cuando mas lo necesitaban, señalando las adversidades por las que debió pasar el artista a la hora de confeccionar sus obras ante la falta de los medios y utensilios idóneos para su correcta talla. Reconocimiento al cual yo me uno desde aquí.